lunes, 31 de agosto de 2015

Thank God I'm Pretty (o "Ella se lo buscó")

Hoy en la noche, regresando de trabajar por el mismo camino que tomo siempre (el cual es transitado y hay muchos locales y paradas de autobús), fui perseguida por un sujeto. Corrí, grité por ayuda y me subí al primer bus que pasó y me alejó de ahí. En cuanto mi mamá abrió la puerta de la casa y me sentí a salvo, rompí en llanto.

Probablemente alguno de los que escucharon mis gritos pensó que yo sólo quería llamar la atención, que tal vez soy una paranoica. No lo sé y no me interesa. Yo sólo sé que estaba en peligro. Y lo sé porque es la segunda vez que me pasa, aún cuando vivo en una de las ciudades "más seguras" del país.

La expresión de su cara lo dijo todo. Sabes por instinto, seas hombre o mujer, cuando alguien va a hacerte daño, sólo con la expresión de su cara.

En cuanto me alejé echó a correr tras de mí, y sólo se detuvo cuando con mis gritos de ayuda voltearon las personas de la parada, y regresó sobre sus pasos.

Escribo esto porque, como dije antes, es la segunda vez que me ocurre. En la misma ciudad, y en un lugar concurrido. En esta ocasión logré escapar. En la anterior, que además fue a plena luz del día, el tipo me acorraló en una cafetería donde me encerré en el baño hasta que alguien llamó a la policía.

Supongo que "para mi buena suerte", ninguno de estos incidentes pasó a mayores. ¿Pero porqué chingados tengo que llamar suerte al hecho de tener que escapar de gente así?

Ella se lo buscó / She was asking for it. Es la respuesta de violadores y feminicidas alrededor del planeta. Justo ahora, esas palabras asquerosas y misóginas me retumban en los oídos. Me mata de rabia pensar que estoy condenada a vivir con miedo sólo porque soy mujer. Ni siquiera uso ropa "provocativa", si mis suéteres fueran más grandes y el clima más frío, vendrían con una burka integrada. Y de hecho, la mayoría de las víctimas de crímenes sexuales son chicas conservadoras, niñas buenas, mujeres tranquilas que nunca se le han insinuado a nadie ni "se lo buscaron". Y empiezo a pensar que es precisamente por eso que las atacan, y no es justo.

No pude evitar acordarme, en cuanto recobré la calma, de una canción: Thank God I'm Pretty. Una sarcástica canción de Emilie Autumn, que en realidad habla de la pesadilla que ella vivió cuando la persecución "pasó a mayores".

¿Porqué hay que pasar por esto? ¿Porqué tenemos que pelear por nuestras vidas? ¿Quién ordenó al universo que no podemos salir de casa sin sentir ansiedad? El mundo espera que seas segura y fuerte, pero para ello también te obliga a ir acompañada a todos lados para que en la esquina no te tiren del pelo y te hagan algo, o te asesinen. Te convierten en Damisela en Apuros, lo quieras o no.

Ellas no lo piden. Nunca pidieron ser abusadas, ni golpeadas, ni morir en un callejón. Ellas nunca pedirán eso. Cuando ellas dicen NO, es NO. Tienen derecho a vestirse como quieran, sin sentir en la nuca la mirada de ningún pesado. Tienen derecho a sentirse a salvo. Tienen derecho a vivir sin miedo.

Dejo la canción de Emilie con subtítulos.


sábado, 22 de agosto de 2015

Ray: El marciano entre terrícolas

En mis obras no he tratado de hacer predicciones acerca del futuro, sino avisos. Es curioso, en mi país cada vez que surgía un problema de censura salía a relucir como paradigma de la libertad Farenheit 451. Los intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas, siempre tienen miedo a lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que creen que estás intentando engañar y, evidentemente, así es. (…) Vivimos en un mundo que nos absorbe con sus normas, con sus reglas y la burocracia, que no sirve para nada. Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales y los psicólogos, que te intentan decir lo que tienes que leer y lo que no.
Ray Bradbury, acerca de Farenheit 451 

En el verano de 2011 yo asistía a clases de matemáticas por las tardes. En el salón de clases había un librero repleto de libros que a pesar de ser todos títulos clásicos y aclamados por la crítica y las instituciones, no hacían más que acumular polvo.

De ese librero, y al más puro estilo de Maja Westerman, me robé (sí, me lo robé) las Crónicas Marcianas de Ray Douglas Bradbury. Después de algunos días el señor Dorian Gray también me acompañaría por la puerta del salón, pero eso es anécdota de otro blog.

A Ray Bradbury -cuyo cohete de llegada se estrelló en nuestro planeta el 22 de agosto de 1920 en Waukegan, Illinois- yo ya lo conocía, pero me lo habían presentado siendo yo demasiado joven. No supe apreciar su fantástica conversación hasta el día que tomé las Crónicas del estante. Solo buscaba algo para esperar a un profesor que a veces ni se presentaba, y acabé llevándome el libro a casa.

Debo haberlo leído unas cuatro veces antes de acabar dándole mi preciado tesoro marciano a la única persona que ha sabido apreciarlo, quien, cabe agregar, resultó ser un Hombre Ilustrado.

Después busqué los libros que ya teníamos de él. El clasiquísimo Farenheit 451 -nuestra primera e inicialmente fallida charla. Por fin pude leerlo con nuevos ojos, con nuevos ánimos, y supe que había encontrado a un amigo. No un amigo cualquiera, uno que trascendió las barreras del tiempo, del idioma, de las edades, de la vida y la muerte.

Algo que siempre me sorprendió de los grandes escritores es que la mayoría inicialmente no eran escritores, excepto tal vez Hemingway, Ginsberg y Wilde -y otros. Algunos tenían estudios distintos como Arthur Conan Doyle, que era doctor.

Ray sólo concluyó la prepa. Su formación fue totalmente autodidacta. Y tal vez por eso, su escritura es tan PURA. Con mayúsculas. No te recuerda a nadie, no huele a clásico medieval ni a la escuela de los beatnicks -fuchi- ni a nada de eso. Simplemente es Ray. Lees sus cuentos, sus novelas, y lo reconoces, como si se presentara y platicara de la forma más natural.

Nuestra plática siguió junto con su amigo Robert Bloch, en una antología conjunta de cuentos de terror. Rob también habla mucho, pero en su presencia Ray prefiere tocar temas de fantasmas, de brujas y de enterradores vengativos. No es mi tema favorito, pero ambos logran que me interese cada vez que nos volvemos a reunir.

Más tarde supe que también era guionista de cine -que como saben, es uno de mis sueños. De hecho, una de mis películas favoritas de la infancia (The Halloween Tree) es obra suya. Osea que desde mucho antes ya Ray y yo éramos amigos.

El 5 de junio de 2012, anunciaban en televisión que Ray había tomado el último cohete de regreso a Marte.
Mi corazón se partió en mil pedazos ese día. Luego me enteré que Marguerite McClure, su esposa, había partido antes que él, en 2003. Descubrí entonces que sólo había ido a alcanzarla, a su planeta natal.

El día de ayer (hace como dos horas en realidad) fue su cumpleaños terrícola. Como mala amiga, no lo recordé, pero como buena amiga, lo compenso hoy recordando con cariño nuestro primer encuentro exitoso, cuando decidí robarme un libro en el verano de 2011.

Feliz cumpleaños, Ray Douglas Bradbury. :)


La cita que encabeza esta publicación proviene de la entrevista Ray Bradbury: decálogo de un amante de la vida. 

martes, 11 de agosto de 2015

Frustración

Siguiendo con el cumplimiento de promesas, éste cuento fue el primero en ver la luz en el sitio del estimado Boundless. El día que lo escribí las cosas no estaban yendo bien, pero fue tan catártico como romper una ventana. Y admito que a pesar de lo que representa, me gusta mucho cómo quedó.

Llega a casa solamente para tirarse a llorar en la alcoba. A su alrededor, todo es sólo un gran conjunto de porquería, y no solo porque la casa esté sucia. Desde que recuerda, la palabra "frustración" la persigue como las moscas a un perro con sarna.
Su marido le palmea la espalda, esperando ya no consolarla, sino comprenderla. Y esa es su desgracia: casi medio siglo juntos, y hasta la fecha no logra derribar las paredes, esas jodidas paredes mentales que ella le ha puesto a todo el mundo –y a él más que a nadie- desde que eran sólo unos chicos, oyendo en el radio los ecos de un sanguinario Tlatelolco en la radio de la tienda, enfrente de la secundaria. Ni siquiera el sacro lazo de su vida juntos es suficiente. Para ella, su marido no es apoyo, ni siquiera digno de confianza; lo peor de todo es que ella no es quien lo desea así. Pero el paradigma de su frustrante infancia en La Petrolera es más fuerte que su deseo de confiar en el único que, a pesar de su personalidad casi sordomuda, confía en ella.
La desilusión menor seguirá en la escuela hasta el anochecer, ignorante de cuanto acontece, y la desilusión mayor escucha desde su escondite a plena vista, sin siquiera respirar. Para su suerte, las palabras más temidas no existen en la conversación, y su inmaduro corazón vuelve a su ritmo. Para su desgracia, y siendo parte del problema, no puede ayudar a las personas al otro lado de la pared.
Palabras como “robo”, “fraude”, “falta de respeto”, “chisme” e “idiota” escapan del encierro mal sellado de la recámara principal. El acervo de basura que ya conoce. La porquería que ha acontecido desde hace un año, la porquería que siempre ha existido, y la porquería que apenas este fin de semana salió a la luz. Ambos están hartos, hartos y cansados.
La frustración es el único habitante, junto con el perro, que vive a sus anchas en las cuatro paredes. Es el monstruo gris que vive bajo las camas. Alimentándose del llanto de ella, de la culpa de él, del nihilismo del mini chasco y de la invisibilidad del fiasco mayor. Y a sabiendas de esto, nadie de los cuatro tiene el valor de tomar la escoba y sacarla a palazos por la puerta. Todo lo más, alguno arroja el cuchillo de la carne hacia el habitante más cercano, no sin antes amenazarla para que se vaya y no vuelva, con gritos que, para el sordo monstruo, no son sino un hilillo de voz.



Incendiario

Sosteniendo mi promesa de compensar por la falta de publicaciones, hoy entrego éste y otro cuento que escribí hace un año, ya reeditados. Éste viene con soundtrack, de parte de Subway to Sally.






Su naturaleza le exige destruir. Así nada más, no conoce otra forma de vida. Su cuerpo se compone de lo que esté cerca, de cualquier cosa que pueda arder con su contacto. Su respiración es oxígeno y gases. Su presencia tiene los efectos más extraños y distintos. En la indumentaria azul y naranja del butano es bienvenido, y hasta resulta necesario. Incluso se le invoca con el oloroso llamado de la pólvora. Pero cuando se presenta por sí mismo, en rojo y oro, enciende el odio y el miedo. 
Sin embargo, estos sentimientos son ajenos a su ser. Simplemente despierta, y aprovecha cada segundo de vida que le otorga su mezclada respiración.
Le encanta bailar, al compás de los vientos. Le encanta bailar con las sílfides, que lo mueven al ritmo de su capricho. Hoy bailan en los claros de un infortunado bosque. Ellas, las ninfas invisibles de susurros constantes, lo acompañan en su destructiva danza. 

Hoy fue invocado por el descuido de unos cuantos, desde las brasas mal apagadas de una fogata. En los agonizantes carbones de color rubí, sintió la caricia fresca del viento, que le ha dicho "ven" y lo ha despertado de nuevo. Se alza altivo, en toda su dorada y aterradora belleza, y alimentándose de las ramas más cercanas y secas adquiere la fuerza suficiente para pararse a bailar una vez más.
Los animales huyen de él, de su terrible y apasionado tango. Mientras las sílfides susurran su canción, los habitantes del bosque aúllan, trinan, gritan su nombre. Pero él continúa bailando, devorando todo a su paso.
Muy pronto, la mayor parte del bosque es sólo troncos renegridos y ceniza. En el aire flota el olor de la muerte, de maderas quemadas y savia hervida. Pero su baile sigue, imparable. Hasta que un pequeño mamífero, trepado a la copa de un abeto, percibe por fin el perfume de esperanza de la lluvia. Poco a poco, las gotas cristalinas van minándole el paso, mermando sus movimientos. Pronto, se ahoga, y no queda más que una columna de humo y un lodazal mezclado con las cenizas de los árboles.
Pero aunque muera esta vez, regresará a la vida. Reencarnará en otro sitio, en otro momento. Y de igual manera, su naturaleza destructiva lo hará reanudar su rutina, su danza salvaje y eterna...

lunes, 10 de agosto de 2015

Näkemiin

Hace dos días se cumplieron 6 años de que uno de mis seres más queridos partió de éste mundo. La semana pasada, alguien que yo amaba profundamente terminó de desprenderse de mi vida. Dos tipos de adiós muy diferentes, pero adiós al fin y al cabo.

No se malinterprete, no pienso cerrar el blog. Sólo quiero, como siempre, compartir una opinión.

Ilustración de Chiara Bautista
El tema de la despedida es siempre algo delicado, si bien es también algo obligatorio para el desarrollo humano. Hay despedidas de "nos vemos luego" y lo que en inglés se llama tan hermosamente Farewell, pero que a pesar de su bella fonética es la más triste por ser para siempre.

Las hay que ni se sienten, las de personas con las que convives poco y de repente un día desaparecen del cuadro; al mes ni te acordarás de ellos. Las hay que duelen, porque sabes que extrañarás a la persona, si bien le volverás a ver pasado un tiempo. Las hay temidas, porque sabes que si pierdes a esa persona tal vez nunca la recuperes, o bien porque sabes que son inevitables. Las hay que duran años enteros. Y las hay necesarias.

Hay hasta canciones y odas enteras al adiós. Y aún con su ayuda es difícil darlo, a veces aún más que escucharlo.

Hemos convertido la palabra "adiós" en un verdadero monstruo, cuando deberíamos pensar en su poder de curación. Es como esas medicinas que arden como el diablo pero que a final de cuentas cumplen bien su propósito, dependiendo de la dosis, claro. Tampoco hay que recetar un "adiós" intravenoso cuando la dosis es un "hasta pronto" cada dos meses, no sé si me explico.


En mi poca experiencia, solo hay una cosa peor que dar u oír un adiós: no hacerlo.


Las dos personas mencionadas al inicio son prueba de ello. Uno de mis seres más queridos falleció en agosto de 2008, luego de sufrir por casi 10 años -tal vez más, tal vez menos- de la enfermedad más terrible. La familia entera estuvo a su lado. Nunca perdió la sonrisa a pesar de ese jodido dolor que no le dejó en paz.

Pero cuando dijo adiós, yo no estaba. No me dejaron asistir al funeral.  Me cayó el veinte de su ausencia meses después, al encontrar sus artefactos de trabajo en mi casa, y hasta entonces lloré. Más que por su ahora latente ausencia, por no haber podido despedirme. Más tarde, perdimos también al amor de su vida, un Domingo de Resurrección. Aún no consigo dar el debido adiós.


La otra persona sigue en este mundo, pero ya no conmigo. Dos años juntos, el segundo de los cuales se convirtió en un círculo vicioso de intentos de despedida, aun después de terminada la relación. Apenas hace poco, cuando me enteré que hasta la base de nuestra inicial amistad era mentira, terminé de desprenderme de su memoria, de lo poco bueno y de lo mucho malo. De la dependencia. Del miedo a quedarme sola o dejarlo solo a él. Por más que me esforcé en conservar el buen recuerdo, hacerlo solo suponía una parte del apego insano de toda la vida.

Por no decirle adiós a tiempo, perdí demasiado. La escuela, la confianza de mis seres más cercanos, e incluso la oportunidad de estar con el amor de mi vida -añádase a esto mi ya mencionada cobardía.

Decir adiós siempre es nefasto, pero lo es aún más no decirlo. Sobretodo porque puede no ser un adiós, sino que se puede transformar en un "no te vayas" o hasta en un "iré contigo". Escuchar un adiós nunca es fácil, pero es peor no oírlo. Porque cuando no se escucha, queda un vacío helado entre los implicados, un vacío que lo mismo se puede llenar de duda que de esperanza, o de ambos. A veces, sin que haya razón para ello.

Deberíamos aprender -y enseñar- que no hay nada malo con las despedidas. Hasta de los objetos hay de despedirse de vez en cuando, sino en vez de llenar vacíos se van tragando el espacio.

Y tampoco hay que temer a despedirse de alguien: si la persona no vale la pena, será lo mejor para ambos, pero si sí lo vale, no existirá el adiós.



NOTA: Näkemiin es la palabra finlandesa para "adiós"

domingo, 2 de agosto de 2015

Una disculpa y 12 destinos mágicos

Lo sé, lo sé, lo seeeee... me convertí en otra blogger irresponsable. Y me disculpo, pero en mi defensa, no he podido ni pensar en algo bueno que escribir, y he estado tan cargada de cosas que me olvidé por completo de publicar, así que veré la forma de compensar por el tiempo perdido.

Este fue para el medio en el que trabajé antes, una de las pocas contribuciones realmente propias que logré hacer -y que se salvaron de la actualización de la página. Debió salir al blog el 31 de julio (cumpleaños de la Reina Rowling y del Niño Que Vivió) pero... eh... meeee quedé dormida...

Así que aquí está, con demasiado delay, pero aquí esta. Y una vez más, voy a compensar el tiempo perdido.



(Publicación original: 6 de diciembre de 2014)


La última película de Harry Potter se estrenó hace ya tres años, y el spin-off de Animales Fantásticos se tardará otros dos en llegar. La magia pudo haber parado en el cine, pero para contento de los Potterheads, hay muchos lugares por visitar para revivir los eventos de la saga escrita por J.K. Rowling. Súbete a tu Nimbus 2000 y recorre los 12 destinos que todo fan de Harry Potter DEBE visitar.

1.- El Caldero Chorreado


Empecemos por lo que tenemos más cerquita en México. El Caldero Chorreado es una cafetería creada por y para los fans y se definen como "un lugar mágico para magos, brujas y muggles" -de acuerdo a su sitio en Facebook. Aparte de su servicio de cafetería donde podrás saborear la Cerveza de mantequilla, venden artículos originales -y fanmades- como: playeras de quidditch, varitas, legos, posters, dulces como grajeas de todos los sabores y muchas cosas mas

El Caldero Choreado se ubica en Calle Congreso #38 loc.A (esq. Jojutla), a tres cuadras del kiosko del centro de Tlalpan. Se puede llegar por MB Caminero , o bien por Tlalpan pasando la zona de hospitales, pero si vienes en coche (o escoba), lo mejor es estacionarte en las calles Congreso, o Ximilpa , ya que no cuentan con estacionamiento.

2.- La Copa de Quidditch

No es en sí un destino, pero sí un evento que no te puedes perder. La versión "muggle" del Mundial de Quidditch, igual que cualquier evento deportivo se celebra en distintos países todos los años. Comenzó siendo un torneo entre colegios en 2007, y desde entonces se ha convertido en un evento internacional que reúne a los mejores equipos de más de 80 países. 
Los equipos de 7 jugadores (Portero, Buscador, dos Golpeadores y tres Cazadores) se enfrentan casi igual que en la saga literaria, con excepciones como que la Snitch (pelotita voladora cuya captura finaliza el partido) es sustituida por un jugador adicional, elegido por su velocidad. Por cierto, el equipo mexicano son los Black Sabbers.

3.- Tours para Muggles (Londres)

Casi diario salen estas visitas guiadas hacia diversas locaciones de los films de Harry Potter, que incluyen la entrada al Caldero Chorreante (La Piedra Filosofal y El prisionero de Azkaban), la entrada de visitas del Ministerio de Magia (La Orden del Fénix) y el andador que inspiró al callejón Diagon, entre otras.

4.- Harry Potter England Tour (Lacock y Oxford, Inglaterra)

La saga completa fue filmada a lo largo y ancho de la Gran Bretaña. Este tour de un día completo, con salida y regreso desde Londres, lleva a los fans de hueso colorado por algunas de las locaciones más importantes. 
Por mencionar algunos destinos, el tour hace parada en Lacock Village, que hizo las veces de Godric Hollow, donde vivían los padres de Harry, James y Lily Potter. Luego se dirigen a Oxford, cuya famosísima universidad prestó sus instalaciones para el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Por si eso no es suficiente, otro tour de dos días incluye una parada en Gloucester, donde te permiten convivir de cerca con hermosas lechuzas.

5. Warner Bros. Studio (Londres)

El viaje no estaría completo sin una visita a los Estudios Leavesden. Estos estudios originalmente eran una fábrica de aviones, y en 1995 se convirtieron en el set de GoldenEye: El regreso del agente 007 (1995); y durante 10 años fueron el set oficial de la saga fílmica.
Ahora, los visitantes pueden visitar en Leavesden el Gran Comedor y el Callejón Diagon, visitar la casa de los Dursley, el Autobús Noctámbulo, e incluso puedes montar una escoba voladora y tener una increíble foto de recuerdo.

6.- El Andén 9 ¾ (King's Cross Station)

Los padres de J. K. Rowling se conocieron a bordo de un tren en la estación de King's Cross, de ahí que el famoso andén mágico se ubique en ella. 

Como muggles, no podemos atravesar la pared para entrar, pero sí podemos tomarnos fotografías con el "carrito atascado" en la pared, además de que a unos pasos hay una tienda temática.



7.- La Casa de los Reptiles (London Zoo)

El serpentario del Zoológico de Londres aparece casi al principio de La Piedra Filosofal, cuando Harry lo visita con sus - horrorosos- tíos. Si logran recordar, es ahí donde se manifiestan sus poderes, no solo al hablar con una Pitón Birmana, sino también liberándola al hacer desaparecer el vidrio de su hábitat.
Aunque los fans pueden revivir la escena lo mejor sería no incurrir en la última parte, puesto que el serpentario en realidad exhibe una Mamba Negra, la cual es una especie altamente venenosa.

8.- Las Habitaciones Mágicas del Georgia Hotel House (Londres)

Esta es una de las experiencias más cercanas a una auténtica estadía en Hogwarts. Las Habitaciones Mágicas -Wizard Chambers en inglés- del Georgia House Hotel están decoradas en un estilo gótico (sé lo que estás pensando y no, no tienen crucifijos volteados) con camas adoseladas, calderos, chimeneas funcionales y los escudos de las casas. No importa cuan muggle seas, te aseguro que será una experiencia mágica.

9.- Exhibición Itinerante de Harry Potter

Por lo pronto, la exhibición está de gira en Alemania. Pero cuando llegues, tendrás el honor de que el Sombrero Seleccionador te ponga en una casa, sólo para empezar. Luego, los grupos de visitantes (de acuerdo a su Selección) son llevados a través de escenarios inspirados en los sets de las películas, con la verdadera utilería de los filmes, desde las varitas hasta las túnicas. También tienen audioguías con entrevistas a los artistas que dieron vida material a la magia.

10.- El tour de JKR (Escocia)

Ok, lo que quieres es conocer más de la persona detrás del Mundo Mágico. En dado caso, este tour, con salida en Edimburgo, es lo tuyo. Los turistas visitan los cafés donde J.K. Rowling escribió los libros, de ahí parten a Northumberland para visitar el Castillo Alnwick, el cual fue la primera sede de Hogwarts en las dos primeras películas. El recorrido termina en las Tierras Altas (Scottish Highlands) donde los visitantes tienen acceso a más locaciones y pueden tomar un tren de vapor que cruza el Viaducto Glenfinnan. Los fans lo reconocerán de La Cámara de los Secretos, pues es la escena donde Harry y Ron se acercan al Expreso de Hogwarts con el coche volador.

11.-The Wizarding World of Harry Potter (EU)

El parque temático en Orlando, Florida, no podía faltar en la experiencia Potterhead. Literalmente visitas este mundo mágico: Hogsmeade, el Callejón Diagon (y sí, puedes entrar a Ollivander's y comprar tu varita); puedes tomar el Expreso de Hogwarts y subirte a un dragón en el Dragon Challenge Ride, beber auténtica cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas y el Caldero Chorreante, y abastecerte de dulces y bromas en Honeydukes y Sortilegios Weasley (Weasley's Wizard Wheezes).

12.- El Colegio de Hechicería de Czocha (Polonia)

Sí, lo mejor para el final. Y sí, finalmente es una realidad. Se trata de la Czocha College of Witchcraft and Wizardry, y ha sido creada en Polonia.

La institución inició con cursos cortos de cuatro días, que cuestan cada uno 300 euros por persona. De hecho, al primer curso se inscribieron más de 200 estudiantes provenientes de 11 países distintos. La “nueva” Hogwarts abrió sus puertas en noviembre, y lo hará de nuevo en abril del 2015, para que cheques el registro. 

Lo sé, te brillaron los ojitos.

Cada uno de los cuatro días que pasas en esta universidad, son compartidos con los demás aprendices a magos. Entre algunos de los cursos figuran Defensa de las Artes Oscuras, Encantamientos, y otras clases mágicas. Al finalizar cada curso, los estudiantes deben hacer exámenes (ni modo), y si los pasan obtienen el TIMO (Título Indispensable de Magia Ordinaria).

Al igual que en las obras de J.K Rowling, adentro del “Hogwarts” polaco, los grupos de aprendices se dividen en “casas” o equipos con los nombres: Daurentius, Faust, Libussa, Molin y Sendvogius.

Grettel

  - ¿Estás herido, terroncito? Sosteniendo una linterna de las antiguas de aceite y envuelta en un chal de color rosa, la mujer que se hab...