lunes, 23 de febrero de 2015

La Gente Soundtrack o "Cuando él/ella entra en tu vida"

Una de las cosas que más amo de las películas es escuchar un buen soundtrack. Y aunque no lo notemos, a lo largo de nuestra vida las canciones que nos marcan se vuelven el soundtrack de nuestra vida. Incluso las que escuchamos desde temprana edad pueden indicar el camino para lo que nos gustará después. 

Por ejemplo, yo culpo a Cri-crí y su Muñeca Fea que ahora tengo una fijación por las canciones tristes (y más directamente a mi mamá por cantármela ¬¬) Por otro lado, hay canciones que nos recuerdan etapas de nuestra vida -como La Calle de las Sirenas o Azúcar Amargo cuando visitaba a mi prima en una ciudad distinta. 

No obstante, hay personas que se convierten en canciones, lo queramos o no. Esas canciones que por más tiempo que pase, por encima de cualquier suceso, son esa persona.

Mi primer amor se convirtió en Something about us de Daft Punk tras dedicarme la canción unas tres veces. Cabe agregar que es de mis favoritas de la película Interstella 5555. Cuando nos separamos quise dedicar esa canción a otra persona, o al menos escucharla aparte, pero me fue totalmente imposible. Él se había convertido en Something about us, y a pesar de todo lo que nos pasó, lo seguirá siendo por los siglos de los siglos. 



Y aunque no solo aplica a los amores, esas son precisamente el centro de este tema. Las que se transforman inadvertidamente, las que entran en tu vida y en tu ipod, aunque al final no se queden en la primera. 

Las que primero son un arrullo dulce y luego duelen como una intravenosa. 

Los que un día se ponen a cantar en clase Préstame tu piel y remplazan para siempre la voz de Javier Blake.

Cuando una persona se convierte en música, con todo respeto, sabes que ya valió madre. Aunque no se quede en tu vida, deja su impronta. Deja su bandera clavada en las tierras de tu memoria, y cada vez que escuches esa canción el aire se llenará del olor de su piel. De su perfume. De pronto ya no ves nada más que sus ojos en tu mente, y en casos extremos deseas que el mundo se detenga hasta que acabe la canción, porque en casos extremos esa canción es lo único que tienes de él o ella. 

A veces esas canciones son las que nos hacen sentir Damiselas en apuros. Lo único malo es que a veces, el rescate tarda mucho en llegar. Y a veces, por mucho que nos duela, ni siquiera queremos que nos rescaten. Al menos hasta que acaba la canción.


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