lunes, 10 de septiembre de 2018

Límites

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"No soy una niñera o una madre, y ninguna mujer debe sentirse que tiene que serlo". 
-Ariana Grande, sobre su rompimiento con Miller.


Este viernes falleció de sobredosis el rapero Mac Miller, y voy a ser brutalmente honesta: no tengo la más puta idea de quién era el sujeto, y si no se muere no me entero de su existencia. Lo que me llamó la atención de este -pese a mi ignorancia- lamentable suceso, fue que los fans del finado le cargaran el muerto a su exnovia, la cantante Ariana Grande. 

Comentarios crueles, culpándola directamente de su muerte, exigiendo incluso que la encarcelaran por ello, por no estar "cuando más lo necesitaba", orillaron a Grande a desactivar los comentarios en sus redes sociales. La joven, no obstante, tenía ya meses separada de Miller, incluso ahora se encuentra en una relación nueva. 

Éste es el quid: ¿Porqué ella tendría la culpa?

Antes he hablado en mi blog de la importancia de los límites en la vida; cuánto toleraremos, qué toleraremos, y hasta dónde llegaremos al respecto, en cualquier relación interpersonal. Es cierto que las relaciones se construyen en los pilares de la paciencia, el amor, la voluntad y la confianza. Pero dichos pilares sólo poseen la fuerza necesaria para levantar una relación fuerte y duradera si las manos que los construyen trabajan por igual y en equipo.

En este caso particular, las manos de Ariana Grande trabajaron por dos, durante dos años. Había tratado por mucho tiempo ayudar a Miller a combatir sus adicciones, pero si algo sé y lo aprendí a chingadazos, es que no puedes curar a un enfermo que quiere estarlo. La relación se vuelve un círculo vicioso, un montón de mentiras, de "no lo vuelvo a hacer", de "te juro que es la última vez" y mi favorita personal: "no puedo hacerlo solo, no me dejes". Y entonces, por cuidar a la persona te descuidas tú, o tus nexos con los demás. Y la relación se desgasta, se vuelve cada vez más difícil y doloroso confiar, y confiar se vuelve aguantar, y de tanto aguantar, termina por llegar un punto de quiebre, en donde ya no te importa. O donde sí te importa, pero igual no importa porque ya no puedes hacer más.

Y entonces, lo único que queda es dejar que se quiebre, para que puedas ser libre. O para que la otra persona reflexione y decida si va a hacer algo al respecto o no, pero esto último es casi un sueño guajiro, mera fantasía imposible. O bien, se vuelve algo tóxico, una inyección de veneno que no hace sino empeorar y enfermar. A veces, hasta matar (¡te estoy hablando, Sid Vicious!)

Y es algo que a esta gente se le olvida -o no entiende: en una relación no hay príncipes rescatando princesas, ni heroínas rescatando perdidos. En una relación sana, hay compañeros de batalla, y si uno de los dos se niega a pelear, o deja al otro todo el esfuerzo, los dos caerán. Es muy sencillo culpar a la parte que se rinde, pero no sabemos realmente porqué se rindió.

No es sencillo soportar una adicción ajena, ni tampoco lo es soltar a la persona, puedo decir que es la parte más difícil. Nefastea en grande la sorna de los que te dicen que estás ahí porque quieres, que deberías buscar algo mejor, que si no tienes nada de autoestima. 

Pero entonces, al llegar al horrible punto donde te das cuenta que ya no puedes más, donde descubres que el amor no lo cura todo, y decides que siempre sí mereces algo mejor... empieza la otra cantaleta: porqué lo abandonas, no ves que te necesita, esas cosas no se hacen, blablablablabla.

A la cantante no le quedó más remedio que quebrar la relación, antes que acabara con ella, lo cual fue la acción más responsable. No soy una niñera o una madre, y ninguna mujer debe sentirse que tiene que serlo, declaró al respecto. 

Ninguna mujer, ni tampoco ningún hombre. Y nadie tiene derecho a hacerla menos por salir de un romance tan tóxico ni por las consecuencias de los actos del hombre que dejó atrás antes que la destruyera. Porque antes que ninguna otra cosa, está nuestra salud mental, nuestra integridad como personas; nadie tiene derecho a molestarnos o maltratarnos por las decisiones que tomemos, menos aún si no conocen del todo el contexto de las mismas. No debe importarnos, a no ser que de verdad podamos ofrecer una solución mejor. 


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