El domingo debías cumplir 70 años humanos de edad. En vez de eso, hoy cumplimos un año sin tí. Es difícil escribir esto sin sentir el peso de tu ausencia, algo extraño pues en realidad nunca fuiste una parte directa de mi existencia, como lo sería un familiar o un amigo de años.
La noche en que tu cohete de vuelta a casa despegó, el mundo se convirtió en un lugar sombrío. La peor parte de ello fue escuchar el segundo en que de golpe, todo enmudeció. Pero lo que más dolió fue descubrir el enorme desgaste que había soportado, en silencio, el envase de tu esencia. Eras el único que lo sabía, y a sabiendas de que tu versión humana no resistiría más, dejaste una última carta de despedida. Probablemente lo más triste de todo es que te creíamos inmortal. He de decir que de cierto modo, lo eres, pero nadie pensó que de pronto te marcharías. No dejaste nada atrás, nada físico a lo que aferrar leyendas absurdas como las que rodean a otros que partieron antes que tú.
Jamás creí que la ausencia de alguien tan lejano como tú me pesaría. Nunca antes había perdido una musa, y cuando alguien muy querido perdió a la suya no supe qué decirle. No he podido superarlo, y cada que puedo me aferro a tu voz, lo único que se quedó en este mundo. Tu voz mágica, llena de sentimiento, llena de tantas cosas imposibles de describir. El mundo tiene aún tanto que agradecerte, lo malo es que, como siempre, esperó a que ya no estuvieras para darse cuenta. Cambiaste la historia sin disparar una sola bala, sólo con tu arte, algo que no cualquiera puede hacer.
Aún hay canciones que no puedo escuchar sin pensar que ya no estás. Me gusta pensar que en algún lado, al final de un laberinto encantado, gobiernas sobre la magia y la música, en un reino lejano donde eres eterno, y del que de vez en cuando regresarás, en distintos disfraces de mortal, para asegurarte que nuestro mundo humano no pierda nunca la magia que trajiste a él. No dudo que desde hace mucho hayas ido y venido, que volverás a hacerlo, y que con un poco de suerte, alguno de nosotros te reconocerá, a tiempo para agradecerte por todo.
Por lo pronto, buscaremos consuelo en tu obra. En las estrellas. En todo aquello que nos evoque tu enérgica presencia. En todo aquello que formó parte de ti, y formará parte de nosotros, de una forma u otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario