lunes, 18 de julio de 2016

Fire! (english)

Original in spanish 
(I don't know why, but Emilie Autumn sounds like a perfect soundtrack for this one - look below)


His nature demands destruction. Just like that, he doesn't know another life. His body is a composition of whatever is the nearest, anything that can burn at its touch. His breath is oxigen and gas. His presence has the strangest and most different effects in every creature. In the blue and orange attire, he is welcome, even necessary. He is invoked with the burning and heavy gunpowder perfume. 

But when he comes by himself, dressed in red and gold, he ignites Fear and Hate in human souls. 
Nevertheless, those feelings are outside his being. He just wakes up, and takes with joy every second of life, granted by his mixed and toxic breath.
He loves dancing, at the rythm of the Winds. He loves dancing with the sylphs, leading him at the beat of their will. Today, the're dancing at the hollows of an infortunate forest. They, the invisible nymphs, with their constant whispering, guide him at the beat of his destructive waltz.

Today he was invoked by the careless of a group, from the badly off embers of a camping fire. Over the dying ruby-colored coals, he felt the fresh caress of the wind, saying "come", and bringing him to life again. He
 raised lordly, in all his golden and terrifying beauty, fed by the nearest and dryer branches; obtaining enough strenght to rise and dance one more time. 
Animals run away from his devastating and passionate tango. While the sylphs whisper their song, the creatures of the woods howl, trill, scream his name, in order to warn the other ones. But he keeps dancing, devoring everything on the way.
Soon, most of the forest is nothing but ashes and blackened tree trunks. The smell of Death floats over the air, the smell of burned wood and boiled sap. But his dance goes on, unstoppable. Until a tiny mammal, clung to the top of a fir tree, perceives the hopeful scent of rain. Drop by drop, the crystalline storm goes on, halting him, depleting his moves. Tne, he finally chokes, and there's nothing left but plumes and mud, mixed with the remaining ashes.
But even if he dies, he'll be back to life. He will reborn somewhere else, in another moment. And just like the last time, his destructive nature will make him start again with his savage and eternal waltz...

jueves, 14 de julio de 2016

Los platos rotos

En estos momentos acabo de terminar una evaluación muy importante para la nueva carrera que voy a estudiar, que consta de varios bloques en una plataforma virtual. La mitad de los reactivos estaban mal escritos, lo que significa que ninguna respuesta (opción múltiple) estaba bien; que el reactivo ya venía contestado o que no se podía resolver con ninguno de los métodos que se me enseñaron. Hasta le tomé capturas para señalar los peores.

El verdadero problema es que quien la paga soy yo (y sospecho que todos mis futuros condiscípulos): los reactivos mal planteados se me marcan a mí como incorrectos.

Por otro lado, van varias veces que he tenido que tolerar ofensas muy graves y feas de gente que por lo regular, es de mi máximo aprecio. En la última, yo me tuve que disculpar primero por enojarme para que la otra persona se disculpase conmigo por lo que me hizo. Lo cual simplemente no es correcto.

Tendemos a buscar culpables por lo que nosotros mismos provocamos; un grave defecto de la naturaleza humana. Ahora soy más responsable que antes de mis propios errores, pero sigo "pagando los platos rotos" por otras cosas que no fueron causa mía.

Y no solo yo. Creo que todos nos hemos visto más de una vez en la molesta situación de cargar con los errores de otro, o peor aún, cargar con toda la culpa de errores cometidos en conjunto o viceversa. Como en esos trabajos de equipo en el colegio, en que por uno que fallara en algo, todos pagaban porque la nota era conjunta. O como el resto del equipo la embarraba, al que lo hizo bien se lo llevaban entre las patas.

No importa como pase, se siente como limpiar los restos de una fiesta que ni siquiera disfrutaste, y además, en casa ajena. ¿Porqué tú para empezar? ¿Porqué no el dueño de la casa?

Algunos errores (como los reactivos) en realidad son por accidente -o eso quiero pensar. Y nadie tiene la culpa. Pero igual alguien los paga, y para cuando se corrigen, ya muchas personas tuvieron que pasar por el trago amargo de verse afectadas por ello.

El resto, no son mas que el orgullo de cada persona, y en el orgullo hay mucho que perder y nada que ganar. La dignidad para empezar, que se pierde en cuanto queda en evidencia el error, por muy férreos que seamos en defender nuestra postura. Amistades, para continuar (cuántos amigos perdidos por no decir "lo siento" a tiempo) y para acabar, a veces hasta la propia vida. Y quien lo paga -de nuevo- son los demás (¿Porqué no pidió ayuda? ¿En qué estabas pensando? ¿Quién le dejó hacer eso?)

Me gusta pensar que en algún momento, dejaremos de "pagar los platos rotos" de otros. Porque nosotros mismos también dejaremos de cobrárselos. De buena fe deseo que un día todos podamos responsabilizarnos de nuestros errores, bajarnos tantito de nuestro orgullo o pensar antes de cometerlos. Y libremente me incluyo, porque aún no cedo del todo. Sólo espero que para entonces no sea muy tarde.

viernes, 8 de julio de 2016

Erick (Love will tear us apart)

El texto original debía ser un capítulo de una novela, pero desde que se me ha cebado una y otra vez, decidí publicarlo como un cuento en el blog, antes de que sufra el mismo destino que el resto de su historia (entiéndase quedar en coma cual Cerati, porque ahí sigue). Y algo curioso fue el proceso de escritura, literalmente quedó como una entrevista, transcrita con puntos y comas.


-Hay algo que los que son como tú no saben hasta que se enamoran. O hasta que se convierten en alguien como yo.

-¿Qué cosa?

-Ningún corazón late igual que otro. No importa que esté asustado, enojado, triste o dichoso, el latido conserva siempre una nota propia que lo distingue de todos los demás. Me sería muy fácil reconocer tu latido entre toda una multitud.

-¿Y te has enamorado? ¿O prefieres amantes de una noche?

-Sí, búrlate del viejo...

-¿Y bien?

-Pues... sí, lo admito, he tenido muchísimas amantes. Pero en todos mis años, en todo este eterno ir y venir, sólo me enamoré una sola vez.

-¿Y cómo era ella?

-¿Porqué supones que era una mujer?

-Acabas de...

-Aún así.

-De acuerdo, lo siento... bueno, ¿cómo era él?

-Flaco como un dedo. Con ojos diáfanos, intensos. Era músico, del punk de los setenta. Un alma torturada.

-¿Lo sabía?

-Nah. Yo no era su tipo, no le gustaban los hombres. Triste, ¿no? Mi único amor y no fue correspondido.

-Bueno pero, supongo que pudiste acercártele.

-Eso sí. Fuimos amigos, aunque creo que él pensaba que yo era... no sé, su amigo imaginario, o un producto de su mente. Él tenía problemas, ¿sabes?

-¿Y que le pasó?

-Se casó. Tuvo familia. Y luego lo echó todo a perder con una tal Annik.

-...no hablas en serio.

-¿Sobre qué?

-No era él. No puede.

-¿Porqué no? Y aunque no pudiera ¿quién puede mandar sobre el corazón? Nadie puede mantener sus propios sentimientos a raya. Ni siquiera alguien como yo.

-¿Cómo lo conociste?

-Fue en Bruselas. Los dos coincidimos ahí, yo... no recuerdo qué hacía ahí yo, pero él iba a conocer a su escritor favorito, un beatnik o algo por el estilo. El bastardo... lo trató tan mal. Yo quería tragármelo, sabes que habría podido; pero lo vi a él, tan triste por eso. Tan enojado. No quise dejarlo solo y lo abordé. Salvo ese zopenco, le gustaban los mismos autores que a mí. De ahí, cartas, llamadas, visitas. Hice todo lo que pude para mantener contacto y no perderle.

-¿Qué amabas más de él?

-Me conquistó su tristeza. Su rabia. Toda esa intensidad oscura que emanaba siempre. Amaba sus ojos, tan claros. Su poesía, habría dado cualquier cosa porque me escribiera al menos una canción. Y el latido de su corazón. Hasta sus latidos estaban cargados de ese dolor, de esa melancolía que me volvía loco. Creo que eso es lo que más extraño.

-¿De verdad nunca se lo dijiste?

-Ni loco. Me hubiera odiado. Pero... de habérselo dicho... tal vez estuviera vivo aún. Sabes, aún recuerdo ese fin de semana. Lo vi después de que habló con las dos. Estaba devastado... 

-¿Y qué pasó?

-Sabes, no... no quiero seguir.

-Deberías sacarlo.No he vivido tanto como tú, pero... es obvio que aún te hace daño.

-...

-Por favor.

-Le habían prohibido ver a Nat, tuvo una crisis, y luego el ultimátum. Estuve a punto de decírselo; había ido a su casa expresamente para decírselo. Pero... creí que eso sólo iba a empeorarlo. Así que sólo... lo dejé desahogarse. No pude decir nada, sólo lo abracé. Fue el único impulso que me permití en todo el tiempo que lo conocí. Lo abracé para tener cerca ese latido rabioso, aunque sólo fuera una vez. Nunca sabré si se dio cuenta que en mi pecho no se oye nada. 

-¿Y después?

-Salí de la casa, sin decir palabra.

-¿Porqué dices que seguiría vivo?

-Llámalo culpa si quieres. Pero de habérselo dicho tal vez hubiéramos estado peleando toda la noche. Nunca hubiera visto esa estúpida película, ni hubiera tomado las cuerdas de la ropa. Le habría comprado al menos un día más, aunque no quisiera volver a verme. Yo... lo amaba tanto... el sólo saber que está vivo me bastaría para sonreír, ¿sabes? Por el resto de mi vida...

-...

-Supe que había muerto porque lo escuché. O mejor dicho, porque dejé de escucharlo. Porque de pronto el mundo se volvió silencioso. De repente ya no podía escuchar su corazón. Su música triste. Habría querido llegar antes que Deb. O haber tomado su vida yo mismo, de saber que no había marcha atrás. Su sangre correría aún a través de mí, tendría en mi sistema por siempre sus sentimientos, sus pensamientos. Podría ver cómo él me veía. Pero cuando al fin pude buscarlo, su cuerpo ya no estaba. Y cuando lo encontré en la morgue, ya estaba frío y su sangre coagulada. Todo lo que tengo es la lápida que me robé. Y uno de sus cuadernos de notas.

-¿Nunca pensaste... en volverlo como tú?

-Cada día, todos los días. Pero tuve miedo. Esto no es una cura, y menos para los males que él tenía, lo habría condenado. Hay muchos como yo que cargan aún los achaques de su previa existencia, y otros que sólo vieron agravada su miseria. Nunca hubiera querido que sufriera así, sólo por mi egoísmo de enamorado.

-Le habrías hecho un favor al mundo.

-Tal vez. Pero no. Yo lo amaba demasiado. Y cuando vives tanto tiempo como yo, llega un punto en el que el amor no da lugar al egoísmo. Además no sabes si hubiera sido un favor. Mira a todos esos músicos que siguen con vida y no han vuelto a hacer nada decente.

-Eso sí.

-...

-¿Crees... que encuentres a alguien así de nuevo?

-Si lo hago lo sabrás.

-¿Yo? ¿Porqué?

-Me agradas. Confío en tí.

-Es algo más.

-Tal vez. Pero ahora debo irme.

-¿El amanecer?

-Y además tengo sed, si entiendes a qué me refiero.

-Entonces hasta pronto. Espero.

Grettel

  - ¿Estás herido, terroncito? Sosteniendo una linterna de las antiguas de aceite y envuelta en un chal de color rosa, la mujer que se hab...