domingo, 17 de mayo de 2020

Protocolo de Salud para un Ataque de Ansiedad

Me diagnosticaron Trastorno de Ansiedad en septiembre de 2016. Para ello pasé por una crisis detonada por el estrés de un examen de admisión cuyo resultado en consecuencia se fue al traste, y una fake news que cometí el error de no verificar en el momento y tragarme como se traga una pastilla. Aún ahora, cuatro años y mucha terapia después, tengo episodios que pueden durar un día o una semana, y nadie se da cuenta porque me mantengo funcional. 

En este momento, todos vivimos en una situación de incertidumbre. Mucha gente no está acostumbrada a la vida sin socializar, y aunque soy del club de la Diversión en Casa, el día de hoy me afecta por fin el no poder salir y ver a mis amigos y seres queridos. Tengo que trabajar, y gracias al cielo eso me distrae lo suficiente, pero hoy que tocó ocio mis síntomas decidieron "hacerme una visita". Así que aprovechando su infausta presencia, voy a compartir cómo es un ataque de ansiedad (uno mío, así que esta es una entrada muy personal) y cómo hago para combatirlo.

Aclaro que estas son medidas de emergencia, siempre será más fácil si la persona se encuentra en su entorno, pero un ataque de ansiedad puede llegar en cualquier momento.

Reconoce un ataque de ansiedad ajeno:

-La persona puede presentar dolor de cabeza intenso, sensibilidad al ruido, al tacto o a la luz.

-Cambios súbitos de comportamiento: la persona se mostrará asustada, nerviosa o se retraerá de un momento a otro. A veces intentará alejarse a toda costa del resto de los presentes.

-En casos extremos, se le bajará la presión, presentará náuseas o dificultad para respirar (respira muy rápido o de pronto inhala y exhala hasta hiperventilarse) 

-Acciones poco habituales como retorcerse las manos, mirada perdida, tamborilear con las manos o los pies o caminar de un lado a otro. En casos extremos, tirarse del cabello o arañarse.

Protocolo de Salud para un Ataque de Ansiedad:

1. Si la persona afectada intenta apartarse del entorno, acompáñale a un sitio tranquilo donde pueda estar cómoda. Puede pedirte que te quedes a su lado o que te apartes, cualquiera que sea el caso respeta su decisión.

2. En el caso de que pida tu compañía, sondea la situación: algunas personas aprecian y les tranquiliza el contacto físico como un abrazo o cafuné (lo que llamamos "hacer piojito") a otras el contacto físico sólo los pone más nerviosos.

3. Recuerda que la ansiedad es un estado de salud, y no puede solo "controlarse", así que por favor evita frases como cálmate o ya no estés mal. Es como decir muchos días de estos en un funeral, no sirve para nada, y el afectado se sentirá presionado, a veces hasta ofendido o regañado. 

4. Hagan juntos un ejercicio de respiración: inhalar profundamente contando hasta cuatro, retener el aire contando hasta siete, y exhalar lentamente contando hasta ocho. Este ejercicio se repite tres veces seguidas.

5. Es importante distraer a la persona de la situación detonante, lo que no obstante, no significa ignorarla. A continuación presento un par de distracciones válidas y efectivas:
  • Girar el detonante a través de la lógica. Por ejemplo, si el detonante es la noticia de un desastre natural, recordemos a la persona que se encuentra a salvo y lejos de la zona de desastre.  
  • Grounding. La traducción literal es hacer tierra -como una corriente eléctrica. Se trata de mantener a la persona en el presente llevando su atención a objetos en el entorno, ya sea que se concentre en buscar cosas de un solo color, describir a detalle una imagen o llevar a cabo un ejercicio de sentidos, es decir, buscar 5 cosas que pueda ver, 4 que pueda escuchar, 3 que pueda tocar, 2 que pueda oler y 1 que pueda probar.

Sin título III

Juro que lo último que quiero es seguir escribiendo de éstas. Ahora mismo debería estar dando los toques finales a mi Magnum Opus o continuar con Mar y Tierra, que se suponía debía terminar este mes. Pero aquí estoy, escribiendo un tercer sin título.

Probablemente es que la situación actual al fin me está afectando. Eso, aunado a mis frustraciones eternas de tener medio de fracasar pero aún más miedo de dar un auténtico primer paso. No se le puede llamar Síndrome del Impostor si ni siquiera lo has intentado, pero entonces, ¿qué es esto?

¿A qué le tengo miedo? ¿Porqué le tengo miedo? No es nada más que mi estúpida ansiedad atacando de nuevo. Pero siendo consciente de ello y repasando todo mi conocimiento, no logro que se vaya por completo. Soy yo siendo mi propio enemigo -de nuevo.

Tuve un profesor de meditación -a quien a pesar de sus puntos de vista un tanto radicales le debo mucho- que basaba sus clases en una frase muy curiosa: Una mente sin control de una pulga hace un caballo. Significa que nuestra propia mente puede jugarnos malas pasadas si se lo permitimos.

Sé que estoy mejor que antes porque he pasado meses enteros sin un incidente serio. Revisando mi plataforma, hace tres años escribí el anterior, así que supongo que se puede considerar un triunfo.

Este fin de semana sólo será esto, y con suerte mañana se me pasará. Incluso esta misma noche, si sigo mi propio protocolo. Pensándolo bien, en la siguiente entrada voy a compartir mi diagnóstico y protocolo de primeros auxilios para estas situaciones, porque creo que no soy la única persona que ha pasado por algo así. Y pensándolo bien, creo que por una vez me está haciendo bien escribir una de éstas.

Grettel

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