Sólo una espinita en mi costado que se negaba a salir.
Que mis lágrimas amargas salen todo lo que comas.
Que mi ausencia te persiga con lo que pudo ser.
Que todos los labios que beses te sepan a veneno.
Que todas las miradas sean frías
Y todas las palabras vacías
Cuando sean para tí.
Que la música te haga ensordecer
Y ni una estrella en la noche negra te vuelva a guiar.
Que los que sí ames te miren por encima del hombro
Y los que te odien te encuentren desarmado.
Que las manos que te toquen dejen llagas tan profundas como las que dejaste tú.
Que tropieces con tu espada y se te clave en el corazón.
Que la soledad sea tu único amigo
Y la miseria tu único amor.
Que el consuelo te abandone como lo hiciste conmigo
Y nunca lo puedas volver a encontrar.
Que los demonios que derroté en tu nombre te cacen como a una presa
Y tus ángeles vuelen sin mirar atrás.