Todos tenemos esa época del año en que nada sale bien.
La mía es semana santa. El calor es infernal, los insectos te comen vivo, los lugares turísticos están atascados y los locales -al menos en mi ciudad- están cerrados. En algunos lugares lo único que hay para ver es la Procesión -la Pasión, Crucifixión y todo ese sádico y bíblico rollo que en lo personal no encuentro ni disfrutable, ni mucho menos cristiano.
Y dejando a un lado los detalles públicos, de alguna manera las estrellas se conjuntan en esta semana para que nada me salga como quiero.
Para pronto, una de mis personas favoritas partió de este mundo un Domingo de Resurreción. Un año antes de su partida, tuve un episodio neurótico muy desagradable (que además se prolongó toda la primavera). Y dos o tres años antes, se declaró una epidemia que hizo cancelarse un concierto que yo estaba esperando desde hacía tres años y que encerró a todo el país en sus casas, así que eso no solo me tocó a mí.
Este año, todo me deprime. Si bien hoy termina la semana infernal, debo decir que para mí terminó muy mal, aunque de verdad deseaba que este año fuera distinto. De hecho, no pintaba tan mal, aunque no haya visto a ninguno de mis primos/amigos y nadie me avisara que saldríamos de viaje.
Acabo de regresar a casa y encontré una "sorpresa" por demás desagradable. Lo único que puedo decir al respecto es que si fuera la Soldado, se me habría caído la espada de las manos. Para colmo, estoy sola. Tuve que regresar antes, y ahora estaré sola y herida en lo más profundo del alma hasta dentro de varias horas. No hay nada peor que estar solo cuando estás triste.
El año antepasado, hubo una persona que hizo las cosas mucho más tolerables, pero esa persona ya no está cerca por cosas que ocurrieron después.
Se supone que hoy termina mi semana maldita, así que sólo me queda esperar sentirme un poco mejor mañana. Que lo dudo, porque cuando intente voltear, ahí estará "eso", doliendo como ácido en una herida -porque básicamente, es ácido en mi herida. Sólo me queda sobrevivir el resto de las estaciones cálidas y no tener que escribir algo así de nuevo.
Fe de erratas: en la publicación "La Canción Secreta", mencioné que la canción 17 años era una salsa (es una cumbia). Ups.
Cuentos, poemas, pensamientos poco ortodoxos y sirenas. Soy una escritora que se inyecta imaginación para no morir de realidad.
domingo, 5 de abril de 2015
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